Todos los años en Santander, se echa la vista hacia atrás y a mediados de Julio se celebra en El Sardinero los baños de ola, volviendo al aire aristocrático del sigo XIX, el destino elegido por la alta sociedad española.
En el sigo XIX estos baños surgen a raíz de prescripción médica ya que vitaliza los huesos y ayuda al cuerpo a estar mejor. A falta de otros recursos se usaba mucho como antitérmico. En el Tifus y la Pulmonía enfermedades casi mortales en esa época, cuando la fiebre subía el baño era un remedio perfecto. A partir de eso, las costumbres de la época van cambiando y se construyen en Santander nuevas edificaciones y balnearios así como la puesta en marcha de distintas vías de comunicación que unen El Sardinero con el centro de la ciudad.
La ciudad por su situación Geográfica se convierte en el primer punto del turismo en el norte. El Sardinero era uno de los lugares más privilegiados de la zona, por sus vistas panorámicas y por sus condiciones ambientales, esto fue por lo que el Santander se convirtió en uno de los puntos de mira de todos los turistas.
El traje de baño que se usaba para esta tradición era realmente estricto tanto en colores como en diseño y material. Los trajes estaban recomendados por médicos para la salud por lo que la estética era lo menos importante del traje. Estaban compuestos por dos piezas un pantalón largo y una blusa, el material más usado para hacer estos trajes era la lana, para que no se pegase al cuerpo, y en cuanto a colores siempre eran oscuros como azules, negros o marrones. Más adelante las mujeres lo empezarían a llevar de colores más claritos.
Se instalaron casetas provisionales en la playa, debido a que la vestimenta de los bañistas era de lana y eso hacía que se tuvieran que cambiar de atuendo cada poco tiempo. Como cada vez se acercaban más turistas del centro de España se crearon nuevas infraestructuras con mejores materiales. Las fachadas eran de madera y los tejados de zinc o teja, pero hasta el siglo XX no se empieza a utilizar el hormigón para construir nuevo balnearios como los existentes aun el Sardinero, la Concha y la Magdalena instalando baños flotantes en San Marín y Puerto Chico para las clases más modestas.
En el siglo XX cuando Alfonso III y su familia convirtieron la ciudad en la capital del veraneo regio.
El palacio de la Magdalena donde vivió la familia durante 17 años se volverá el emblema de la ciudad, esto garantizará las vacaciones estivales de los monarcas y sus hijos. Aumenta la edificación en la zona para alojar a la aristocracia y burguesía que imitaba las costumbres reales.
También se pensaron el lugares de ocio y diversión donde los veraneantes mas distinguidos se alojaban en el Hotel Real y el en Gran Hotel del Sardinero.
Los baños de ola se producían de esta manera, se ponían unas casetas con ruedas que una caballería introducía en el agua, para que los bañistas pudiesen acceder a mar sin mancharse de arena. Más adelante te instalaba en una playa una maroma que se internaba en el mar, agarrados en una cuerda, los bañistas mas valientes se metían en el proceloso.
Los baños de ola se convirtieron en un motivo para viajar, era muy sano pero tenía ciertos riesgos, sobretodo morales.
Empezaron como un remedio para enfermedades hasta que se convirtió en una tradición. Desde 1847 se practican los baños de ola, ya sea porque es sano o por divertimiento. Cada año se intenta reconstruir esta fiesta emblemática, obviamente los trajes han cambiado con el paso de los años y se pueden encontrar de todo tipo de colores, una fecha para divertirse en Santander con amigos o familia, actualmente hay miles de atracciones turísticas como mercadillos marineros, concursos de disfraces de época, concierto, actividades de día en la playa y muchas otras más.. Pese a que han pasado muchos años, esta tradición sigue gustando a todo el mundo y se sigue repitiendo cada año con mas ganas.
En el sigo XIX estos baños surgen a raíz de prescripción médica ya que vitaliza los huesos y ayuda al cuerpo a estar mejor. A falta de otros recursos se usaba mucho como antitérmico. En el Tifus y la Pulmonía enfermedades casi mortales en esa época, cuando la fiebre subía el baño era un remedio perfecto. A partir de eso, las costumbres de la época van cambiando y se construyen en Santander nuevas edificaciones y balnearios así como la puesta en marcha de distintas vías de comunicación que unen El Sardinero con el centro de la ciudad.
La ciudad por su situación Geográfica se convierte en el primer punto del turismo en el norte. El Sardinero era uno de los lugares más privilegiados de la zona, por sus vistas panorámicas y por sus condiciones ambientales, esto fue por lo que el Santander se convirtió en uno de los puntos de mira de todos los turistas.
El traje de baño que se usaba para esta tradición era realmente estricto tanto en colores como en diseño y material. Los trajes estaban recomendados por médicos para la salud por lo que la estética era lo menos importante del traje. Estaban compuestos por dos piezas un pantalón largo y una blusa, el material más usado para hacer estos trajes era la lana, para que no se pegase al cuerpo, y en cuanto a colores siempre eran oscuros como azules, negros o marrones. Más adelante las mujeres lo empezarían a llevar de colores más claritos.
Se instalaron casetas provisionales en la playa, debido a que la vestimenta de los bañistas era de lana y eso hacía que se tuvieran que cambiar de atuendo cada poco tiempo. Como cada vez se acercaban más turistas del centro de España se crearon nuevas infraestructuras con mejores materiales. Las fachadas eran de madera y los tejados de zinc o teja, pero hasta el siglo XX no se empieza a utilizar el hormigón para construir nuevo balnearios como los existentes aun el Sardinero, la Concha y la Magdalena instalando baños flotantes en San Marín y Puerto Chico para las clases más modestas.
En el siglo XX cuando Alfonso III y su familia convirtieron la ciudad en la capital del veraneo regio.
El palacio de la Magdalena donde vivió la familia durante 17 años se volverá el emblema de la ciudad, esto garantizará las vacaciones estivales de los monarcas y sus hijos. Aumenta la edificación en la zona para alojar a la aristocracia y burguesía que imitaba las costumbres reales.
También se pensaron el lugares de ocio y diversión donde los veraneantes mas distinguidos se alojaban en el Hotel Real y el en Gran Hotel del Sardinero.
Los baños de ola se producían de esta manera, se ponían unas casetas con ruedas que una caballería introducía en el agua, para que los bañistas pudiesen acceder a mar sin mancharse de arena. Más adelante te instalaba en una playa una maroma que se internaba en el mar, agarrados en una cuerda, los bañistas mas valientes se metían en el proceloso.
Los baños de ola se convirtieron en un motivo para viajar, era muy sano pero tenía ciertos riesgos, sobretodo morales.
Empezaron como un remedio para enfermedades hasta que se convirtió en una tradición. Desde 1847 se practican los baños de ola, ya sea porque es sano o por divertimiento. Cada año se intenta reconstruir esta fiesta emblemática, obviamente los trajes han cambiado con el paso de los años y se pueden encontrar de todo tipo de colores, una fecha para divertirse en Santander con amigos o familia, actualmente hay miles de atracciones turísticas como mercadillos marineros, concursos de disfraces de época, concierto, actividades de día en la playa y muchas otras más.. Pese a que han pasado muchos años, esta tradición sigue gustando a todo el mundo y se sigue repitiendo cada año con mas ganas.